Día 1: Ruta costera cerca del mar – la gema secreta de la Costa Brava

Llegada a Barcelona o Girona y traslado al punto de partida de nuestra ruta de aventura, un pequeño pueblo de pescadores cerca de la frontera francesa. En nuestra primera cena, nos encontramos con nuestros compañeros de viaje y nuestro guía.

Día 2: Costa salvaje y piratas

Después de desayunar en una encantadora terraza de madera preparamos nuestros caballos. Al principio del día nuestros "nuevos amigos" trepan con seguridad por las rocas y las piedras. Tres cordilleras hacen de esta ruta una experiencia aventurera.

Poco antes del picnic de medio día descubrimos el monasterio benedictino de Sant Pere de Rhodes. Situado entre las montañas de Rodas, el monasterio está a 500 metros de altitud, a salvo de los piratas y con una impresionante vista del brillante mar azul.

En las serpentinas, el camino se tuerce hasta el pueblo de Selva de Mar que fue construido en un valle escondido de los piratas. La torre sobre el pueblo da testimonio de la época de la piratería. El terreno es exigente - nuestros amigos de cuatro patas nos llevan seguros.

Pasamos la noche en un encantador hotel en el pequeño y romántico pueblo pesquero de Port de la Selva.

Pequeñas casas blancas se acurrucan unas contra otras como si estuvieran buscando colectivamente protección de los piratas.

Día 3: Camino hacia el paraíso

¡El itinerario desde la bahía hacia el Cabo se parece al paraíso! El Cap de Creus - el nombre por sí solo despierta el anhelo por la naturaleza en su estado original.

Salvajemente surcada, la península se hunde en el Mediterráneo. El mar roe el Cap, se ha comido su camino y ha arrancado pedazos. Lo que queda son innumerables bahías rocosas donde los piratas podrían esconderse bien.

Como las cabras montesas, nuestros caballos superan el terreno rocoso. En una hermosa bahía hacemos un picnic y vamos a nadar - ¡qué paraíso!

A la tarde en lo alto del mar, nuestro camino serpentea a través de un indómito paisaje de acantilados.

Debido a la erosión de los fuertes vientos de Tramuntana, formaciones rocosas místicas y extrañas decoran el Cap de Creus como obras de arte.

Pasamos la noche en Cadaqués, la joya de la Costa Brava. Este encalado pueblo de pescadores con sus viejos y sinuosos callejones es considerado, con razón, el pueblo más bello de la Costa Brava.

Su lejanía ha hecho que la aldea de pescadores haya tenido que defenderse de los piratas y su saqueo durante siglos. En el siglo XVI la iglesia de Santa María cayó víctima del pirata Barbarroja y se quemó por completo.

Día 4: Disfrute en el Cap de Creus

A caballo cruzamos Cadaqués. Donde termina el pueblo, comienza un paisaje de montaña costera de gran belleza, cubierto de arbustos y flores. Los muros de piedra de días pasados nos muestran el camino.

Después de la comida descansamos en una bahía con una playa de arena fina nos refrescamos en el mar.

En las curvas empinadas el sendero se tuerce sobre un paso. Las flores silvestres decoran nuestro camino y se abren espectaculares vistas a la bahía de Rosas, mientras que los pinos y los alcornoques irradian un aire mediterráneo. A través de un antiguo camino comercial, llevamos a nuestros caballos de la llanura a un terreno exigente. Pasamos la noche en un pequeño hotel familiar. Su zona de spa con jacuzzi es un oasis de bienestar.

Día 5: Camino hacia la bahía de Roses

Los olivares de color verde plateado deslumbran desde las laderas de las terrazas. Nos dirigimos hacia Roses y visitamos la poderosa ciudadela. Esta gran fortaleza fue construida para proteger la región de los ataques de los piratas. Detrás de las impresionantes paredes encontramos importantes artefactos arqueológicos y los restos de la antigua iglesia del monasterio.

Detrás de las almenas caminamos a través de verdes campos. Entre el impresionante escenario de las ruinas enmarcadas por las montañas y el mar, nos sentimos transportados a través de los siglos.

Con un poco de suerte, podemos ver flamencos, cigüeñas y garcetas, que son nativas de los humedales que atravesamos.

En el límite del parque nacional "Aiguamolls" nos espera nuestro próximo alojamiento; una cómoda casa de campo del siglo XIX. La piscina y el hermoso y amplio jardín nos invitan a relajarnos después de un largo y aventurero día.

Día 6: Huellas de cascos en la arena y los acantilados (*)

Las olas ruedan sobre la arena fina, los caballos están en alerta y quieren coger velocidad. ¡Vamos Galope! Los cascos salpican el agua y dibujamos un nuevo rastro en la arena. ¡El galope de la playa sobre la "Playa Grande" es un sueño para todos los jinetes!

Entonces, de repente, vuelve el silencio. Desaparecemos en las dunas de arena continentales. El bosque de pino mediterráneo y el suelo de arena blanda se tragan todos ruidos.

Al salir del bosque nos encontramos con los acantilados más impresionantes de la Costa Brava. En una bahía escondida hacemos un picnic, vamos a nadar y nos relajamos con una buena siesta.

A veces en caminos pedregosos y arraigados, a veces en estrechas franjas de tierra y rocas en lo alto del mar, la ruta serpentea a través del salvaje paisaje costero.

Aquí termina nuestro camino y después de un corto traslado al alojamiento revisamos los eventos de los últimos días durante la cena.

Día 7: ¡Adiós Costa de los Piratas!

Traslado a Barcelona o Girona o extensión con otra ruta.

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